2 de des. 2008

Os voy a contar un cuento...

Érase una vez unos amables pinos que vivían bajo un tendido de alta tensión de unos 220 kilovoltios, que cruzaba de norte a sur el término de Petrer.
Estos pinos se limitaban a vivir en armonía con la naturaleza hasta que una empresa de trabajos forestales (no se el nombre ni lo quiero saber, porque si lo supiera...) contratada les arrancó la vida por que la compañía electrica gestora de la linea de alta tensión quería eximirse de toda responsabilidad incendiaria por posibles chispas eléctricas.

Pues bién, no era suficiente el daño fabricado por las máquinas y motosierras que los cuerpos difuntos de los amables pinos fueron esparcidos por todo el contorno, pudiendo originar así plagas que podrían atacar a otras especies vivas, sin contar el peligro añadido de la rápida propagación de posibles incendios y sin contar también el impacto visual tanto del "crater" vegetal como de la "marraná" de esparcir los restos por el monte.


Es una pena, podríamos contar cuentos de estos todos los días.

Y colorín colorado... este cuento se ha acabado, y el monte después de seis meses SIGUE IGUAL.

Salud!!

1 comentari:

Anònim ha dit...

estupendo perla